martes, agosto 14, 2007

Aniversario


Señores y señoras: hoy se cumple un añito de mi llegada a los Estados Unidos. Así que toca una reflexión. Si, ya se, estuve medio vago para meterle entradas al Blog. Pero vieron que a veces cuesta sentarse a escribir todo lo que se va pasando por la cabeza. Y después uno llega a casa, cansado de un día largo, socializa individualmente por chat o contesta algún que otro mail, y también le dedica tiempo a su "significant other". Pero hoy me parece que amerita.

A la hora del balance de este año, lo primero que puedo decir es que me resultó una decisión acertada. No fue fácil, no fue espontánea, y me tomé bastante más tiempo del que parece en decidirme. Claro que a veces la vida te da algún que otro empujón cuando te ve muy indeciso. Pero lo cierto es que tuve muchas otras opciones abiertas, tanto en Bariloche como en Barcelona, y al final me incliné por esa vocecita interior que resulta ser el tan mentado instinto. Y ahora, a un año, estoy contento.

Y el motivo de estar contento es que el ámbito académico y de investigación en el que estoy es muy estimulante. No piensen que porque esto es el Gran País del Norte acá los billetes le llueven a la ciencia. Obviamente que la escala de gasto es distinta a lo que estamos acostumbrados en Argentina, pero aún así hay que cuidar el presupuesto, y no todos tienen las mismas facilidades. Los estudiantes doctorales que trabajan en ecología también se las tienen que rebuscar muchas veces, e ir a muestrear con su coche, sus amigos y equipo armado con maña y algunos alambres. Pero yo le di el esquinazo a la ecología, y tuve la suerte de entrar a trabajar en un lab más orientado a la biología molecular, pero con una visión organísmica. Para los que se perdieron, la biología molecular es característicamente reduccionista: estudia la vida y los organismos por partes, y a veces es un poco árida para el que no está en tema; en nuestro lab, Alexa tiene interés en los organismos y en los fenómenos, y aunque lleguemos a analizar genes individuales, siempre hay una visión más global. Es más zoología y menos bioquímica.
Y la verdad es que pocas cosas son más estimulantes que sentir que una idea interesante no tiene sus probabilidades limitadas por cuanto cuesta ponerla en práctica. Obvio, no puedo decir de un dia para el otro que compremos un equipo de microcirugia para operar gusanos a ver que onda; pero si la idea está fundamentada, y se pueden hacer pilotos para ver si vale la pena, bueno, se puede ver. O sin ir más lejos, comprar una droga que no estaba en los planes originales no implica una restructuración completa del presupuesto del proyecto.

La universidad en sí como ámbito académico es ya más ambigua. Hay una diferencia muy grande entre los dos tipos de estudiantes que uno ve. Por un lado, están los estudiantes graduados, como yo, haciendo carreras de maestría o doctorado. Un grupo de gente dedicada a hacer investigación y cursar materias avanzadas, y también a enseñar en nuestros típicos cargos de Teaching Assistants (asistentes de docencia). Y por el otro lado, la gran masa estudiantil de los "undergrads", estudiantes que hacen su Bachelor de 3-4 años, y que responden perfectamente al perfil de "college student" de películas como American Pie o Clueless.
Los undergrads son caracterizables como "adolescentes pasados de edad", y son el producto de una clase media que le sobra dinero y le falta intelecto. La Universidad de Maryland es una universidad estatal, y es "barata", así que no es el destino de todos los malcriados de clase alta. Y por suerte, porque ya los que hay dejan bastante que desear. Todos tienen autos, siempre mucho más grandes que lo necesario, y todos están la mayor parte del tiempo que no están frente a un profesor hablando por teléfono. Lo del teléfono es enfermizo; se la pasan hablando, en cualquier momento dado podés caminar por el campus y el 80% de los estudiantes está hablando con su cosito. No es que no socialicen: es muy comun ver grupitos de dos o tres personas, caminando juntas y cada uno hablando por su teléfono.

Y esa actitud es un poco el reflejo de la sociedad. Son medio autistas, al menos comparado con lo que uno está acostumbrado en Argentina. En general, no es que sean malaonda, o que nos discriminen por extranjeros, o que les caigamos mal. Simplemente, acercarse a otra gente no les sale. Por un lado, acá la gente es ferozmente individualista: cada persona es muy celosa de su intimidad, y por lo tanto, muy respetuosa de la intimidad de los demás. Lo que se traduce en que esa cosa amable de preguntarle al otro como le va, si le pasa algo cuando lo ve apagado, etc., que para nosotros es costumbre, acá no se ve mucho. Nadie pregunta abiertamente a otro sobre su vida, y es necesario que sea uno el que abra el juego.
Y otra cosa de la que adolescen es que son muy estructurados: la cosa espontánea de juntarse en casa de alguien, de ir a tomar algo a un bar, o simplemente de hacer un espacio lúdico de improviso, es algo que no conciben. Creo que eso sucede, idiosincracia cultural aparte, porque esta es una sociedad hiperactiva: la productividad y el rendimiento son cosas que están todo el tiempo en la cabeza de esta gente. Y por lo tanto, siempre están ocupados. Tienen una palabra rara y todo para definir los desvíos de los objetivos de productividad: "procrastination". En el sentido más estricto, el término se refiere a la actitud de pelotudear y dejar las cosas importantes (u obligaciones) para ultimo momento. Todos los que hemos estudiado, o tenido tareas a cargo, sabemos de que se trata, y lo hemos hecho en algún momento. Pero nunca vi como acá el enfasis en la "procrastination" como el pecado capital moderno.

Y así los introduje en la parte menos positiva (o negativa) del balance: la parte social. Es muy dificil hacerse amigos acá. Conocidos, miles, y todos son muy amables y simpáticos. Pero un amigo, de caerte o que te caiga un rato por casa, que te quedes charlando horas de bueyes perdidos, que te proporcione un confort al alma... muy pocos, y adivinen qué? Esos pocos no son nativos de acá.

A veces me preguntan que vamos a hacer, si nos quedamos, si nos vamos... La respuesta es: "yo qué se, loco, faltan cuatro años por lo menos...". Pero si tengo que basarme en el status actual, me parece que no me pinta mucho quedarme. Aunque claro, el problema es a dónde iría.