lunes, junio 16, 2008

Pináculos de trabajo

Estoy laburando a pleno. Uno pensaría que llega el verano (que llegó con bastante fuerza, casi nos morimos todos de calor hace un par de semanas) y llega la época de la vida relajada, y un poco descanso después del trajín. Uno pensaría, claro, si estuviera en un lugar normal. Pero acá parece que no saben muy bien que hacer si no están trabajando, al menos en el mundo de la academia, así que a mi no me queda otra que seguirles la corriente.

Por otro lado, tampoco es que me queje, porque por fin puedo dedicarme full time a investigar, sobre todo ahora que estoy empezando una fase interesante de probar nuevas técnicas para terminar de definir bien qué voy a hacer para mi tesis. Y la verdad es que hay cosas divertidas...

Un ejemplo: uno de mis objetivos es poder demostrar un fenomeno de migración de células en nuestros gusanitos. Desde el siglo pasado (en realidad, desde el anterior) se viene observando que los anélidos tienen unas células particulares, repartidas prolijamente a lo largo de la mayoría de sus segmentos, que se llaman neoblastos. Estos neoblastos suelen ser unos poquitos por segmento, y la mayor parte del tiempo se quedan en el molde en un lugarcito particular del segmento. Sin embargo, cuando el gusano sufre una amputación (ya sea por crítico con dardo o por un bisturí vorpal blandido por un Graduado de Nivel 2), al parecer se activan y se empiezan a mover, desplazandose hasta donde esta la hérida. Hay varias hipótesis respecto a cual es el papel que cumplen estos neoblastos en la regeneración del pedazo cortado. Uno de mis objetivos es tratar de poner a prueba esas hipótesis, y una de las técnicas que quiero usar es marcar grupos de células con tinciones fluorescentes, así puedo ver si las células marcadas aparecen más adelante.
Por ahora, lo que empecé a hacer es poner a punto técnicas de microinjección, o sea, hacer una aguja muy finita que pueda usar para injectar las tinturas estas dentro del gusano y en contacto con las células que quiero marcar. No es una tarea facil, porque mis gusanos no solo son bien chiquitos, sino que además no tienen partes duras, por lo cual si la aguja no tiene la punta suficientemente aguzada, en vez de entrar le "empuja" la piel hasta el otro lado, sin penetrar. Por otro lado, hay que controlar la cantidad que uno esta inyectando. Y ademas hay que endrogar al gusano para que no se mueva!
Todavía no lo tengo dominado, pero ya he logrado algunos éxitos, usando artimañas tales como atraparlos en gelatina (agarosa, la Gelatina Royal Sin Sabor de los biólogos), intoxicarlos con tetrodotoxina, el veneno del pez globo (ese que mata japoneses) o ponerlos en una resina acrílica muy viscosa. También encontré cosas interesantes, como que las tinturas que le inyecto en la cavidad del cuerpo son incorporadas rapidamente al torrente sanguineo - cosa que se ve muy bonito al microscopio, o que la presencia de un objeto extraño genera aparentemente una respuesta immune. Mi objetivo todavía esta lejos de cumplirse, pero capaz que la ciencia es como la vida, lo que uno se va encontrando mientras está ocupado intentando hacer otra cosa.

En cuanto tenga una foto decente se las muestro. La foto que puse es la torre del campanario del campus de Berkeley de la Universidad de California, donde estuve hace unas semanas en un congreso. Muy bonita California, eh...

2 comentarios:

Kyarel dijo...

Sí!! Queremos ver fotos de gusanitos!
Podrías incluso hacerte una página de deviant y subir las más lindas :)

Anónimo dijo...

Mmm... No sé si pedirte como Celeste una foto de gusanitos torturados (no me gusta verte como al Joseph Mengele de los gusanos, Edu)Pero bueno, todo sea por la ciencia. Aunque estés laburando todo el tiempo, no te americanicés (o más bien ajaponicés) y tomate los findes para disfrutar al aire libre. Betty